jueves, 13 de julio de 2006

EL TRABAJO DEL CREADOR ES DOTAR DE SENTIDO A LA REALIDAD

La Realidad no es un lugar agradable. Para empezar es inaccesible. Observarla directamente, sin un fitro que la interprete produce la sensación de observar algo desnudo, crudo, frío, incomprensible. La Realidad, que pertenece a lo fáctico, no provee un hilo conductor que relacione los sucesos que tienen lugar dentro de su acontecer. Desde la perspectiva de la Realidad estamos excluidos del funcionamiento del mundo. Sólo la ficción, es decir, una visión creada mediante un acto de voluntad, proporciona sentido a lo observado o vivido. Por ficción entiendo cualquier fórmula creada expresamente para satisfacer las múltiples necesidades físicas, estéticas, espirituales, sociales, intelectuales del ser humano. La religión abastece una necesidad espiritual. La ética la necesidad de vivir en comunidad. La ciencia una necesidad de entender el mundo físico. La psicología una necesidad de entender nuestra psique. El arte puede cubrir, según la sensibilidad del individuo, el sentido estético, intelectual, espiritual, social... Estas ficciones o visiones son herramientas interpretativas y proporcionan un sentido y una dirección. Dependiendo del aspecto que tratemos, nos permiten establecer una opinión acerca de lo que ocurre a nuestro alrededor y dentro de nosotros. Están a la vez fuera y dentro de la Realidad pero son creación del ser humano.
Lo que ocurre en la Realidad, es decir, lo que acontece, se nos presenta desnudo de significado y valores, ininteligible si no disponemos de una ficción que explique o dé sentido a lo vivido.
¿Cómo integrar en nuestra conciencia un hecho que no está dentro de ninguno de los sistemas existentes?
El sinsentido es una falta de parámetros interpretativos. Es desechar como no-validos los códigos previamente establecidos sin molestarse en crear unos nuevos. Desechar un sistema o ficción no es un proceso completo. El rechazo es sólo un paso. Sienta las bases para movernos en una dirección u otra, pero para tener un sentido de vida es necesario crear un sistema alternativo, que desde el momento en que se acepta se convierte en el Sistema. Éste puede ser rechazado y modificado cuantas veces sea necesario. No es la rigidez, ni la tradición lo que define la validez de un sistema sino la capacidad que tiene para crear una realidad de acuerdo a nuestras necesidades. Cuando simplemente se rechaza el sistema pero no se crea otro que nos proteja de la Realidad surge la angustia existencial.
La angustia existencial es estar expuesto a la inmensidad de la Realidad y no tener herramientas para reducirla y amoldarla a nuestras posibilidades interpretativas. Es columpiarse en el abismo de la eternidad, enfrentarse, nosotros, figuras efímeras, frágiles y receptivas, a una inmensidad que no podemos contener en nuestro entendimiento. Vencer la angustia existencial es adaptar la Realidad a nuestro círculo de acción.
La pregunta, ¿para qué? es una pregunta que se formula desde un espacio que nos es ajeno. No pertenecemos al universo de lo Real sino al de la ficción. La pregunta ¿para qué? siempre nos quedará grande porque como entidad eterna e infinita que es, la Realidad no necesita interpretarse a sí misma. La Realidad existe para que exista la ficción, es el contrapunto de lo existente. Del mismo modo que distinguimos la noche y el día por la ausencia o presencia de luz. La Nausea sartreana es desnudarse de ficciones ante la Realidad. Es observar la Realidad sin un sistema interpretativo o filtro.
El hombre como parte de la Realidad, como parte poseedora de consciencia y voluntad tiene como misión crear su propia realidad. El sentido es algo que necesita ser creado, no es gratuito. El Sentido como el Alma tiene que ser ganado, conquistado.
Dejarse llevar por la Realidad es entrar en un sinsentido que dispersa y diluye la figura humana en su inmensidad. Es olvidar o desconocer que poseemos una herramienta poderosa para ver el mundo y por tanto hacernos un lugar en él. Ser consciente de la Realidad de su infinitud y desconocer el lugar que ocupamos en esa inmensidad es caer en la Nausea.
Probablemente al darnos la vida, se nos esté dando la oportunidad de elaborar un sentido. La vida de un ser humando es la posibilidad que proporciona la Realidad para introducir en sí misma el sentido. Porque para que algo tenga sentido debemos conocer su principio y su fin. Dentro de la eternidad no existen consecuencias. Si nosotros no creamos un sentido nadie lo hará por nosotros. Somos responsables de nuestra parcela de realidad. Ésta será tan rica o tan pobre como nosotros queramos sea.
Aceptar o rechazar ficciones es una forma de construirse, de establecerse dentro del mundo, de marcar nuestro tiempo y espacio. Poco o mucho, es lo que nos pertenece. Lo poseemos. Ser conscientes de la historia y de la eternidad no es una razón para menospreciar nuestro tiempo.
El grado de consciencia alcanzado por la sociedad moderna a partir del siglo XVIII y XIX es imposible de ignorar. Ahora más que en ningún momento de la historia la idea de Realidad está presente. La razón es precisamente que a partir del siglo XIX comenzaron a ser rechazados los modelos interpretativos. El Romanticismo es la última gran ficción que surgió contra la Realidad. A partir de ahí el naturalismo y la literatura del absurdo tratan de establecer una visión desde el punto de vista de la desnuda Realidad. Colocan al ser humano en el lado de esa Realidad que comenzaba a percibirse con claridad y vértigo. La modernidad es el periodo en el que más daño se ha causado a la creación de Sentido en la historia de la humanidad. No sólo en lo que se refiere a lo material sino también a lo espiritual, artístico, religioso, ético...
El ser humano juega ahora a ver cuanto tiempo y cómo puede vivir sin una ficción, sin un sentido. Se respira la idea de que vivir sin ficciones es lo inteligente, más realista, sin darse cuenta que la Realidad es inabordable. Adaptar las reglas de una existencia eterna a una efímera es absurdo. No podemos entrar en la Realidad sin herramientas como no podemos atravesar la tierra sin una excavadora porque simplemente no estamos hechos de la misma materia. Hacer eso es tan absurdo como tratar de vivir sin comer o dormir. El ser humano está sujeto a necesidades básicas como esas y tratar de desecharlas de su vida sólo conduce a su propia destrucción.
La Realidad, que encierra en sí el Misterio de la vida, es un dios primigenio y los dioses primigenios, los griegos lo sabían, no tienen necesidades. Son insobornables, inaprensibles. Querer vivir como un dios primigenio es simplemente insostenible además de pobre. Insostenible porque para empezar ellos no necesitan nada exterior a sí mismos. Pobre porque la naturaleza humana se fundamenta en la necesidad. La necesidad existe para ser saciada. Es una forma de activar las capacidades. El que seamos seres con necesidades dice más de lo que pensamos de nuestra naturaleza. El vivir sin ficciones es equivalente a aparentar no necesitarlas. Se rechazan sistemas filosóficos, religiosos, éticos, artísticos porque se cree que el ser humano está por encima de eso. La Realidad es que el ser humano es precisamente ESO. Lo que crea, lo que saca de la Realidad y cómo la interpreta. Sin eso, somos animales dando vueltas en la rueda del sinsentido.
La Realidad sólo posee sentido cuando un poeta se atreve a reducirla a la medida de lo humano. Homero observó la Realidad y de ella sacó los dioses griegos, los héroes, la idea del Universo. Su visión fue los ojos, las orejas, la lengua, el tacto del mundo griego. Homero proporcionó una ficción tan poderosa que la Realidad se transformó en realidad humana. Lo visible y lo invisible se adaptaron a la medida del hombre griego y durante siglos fueron capaces de entrar en el acontecer, de irrumpir en lo infinito, resquebrajar el impasible movimiento de lo eterno e introducir su visión. Jesucristo hizo lo mismo varios siglos después. Crear una ficción que sea capaz de modificar el curso de la realidad es el trabajo de los héroes. Ellos poseen la herramienta para crear sentido, para hacer de nuestras necesidades el generador de grandeza.
Crear una ficción y vivir en ella, sostenerla con todas sus consecuencias es creer, tener una visión. Eso es lo que hacen las religiones, los sistemas políticos. Un poeta inventa algo y los que no tienen imaginación para inventar sino sólo para copiar o reproducir aceptan esa visión como una realidad, como la respuesta a la pregunta ¿Cómo vivir?
Esa respuesta es múltiple y se ha demostrado que muy distintas respuestas sirven para diferentes tipos de sociedades. ¿Satisfacen esas respuestas a los que las adoptan? Pocas veces. Pero es una forma de establecer un punto de partida desde el que crear otra ficción. Si no estamos de acuerdo, ese punto de vista al menos nos sirve para establecer las bases y clarificar qué puntos compartimos con la ficción establecida.
¿Y si creáramos una ficción tan poderosa que no sólo se hiciera realidad para nosotros sino que se extendiera al resto del mundo? Eso es ser Jesucristo, Buda, Mahoma, Homero... Tener tan clara tu idea que el resto, siempre hambriento y necesitado de respuestas, la acogiera como la única verdad posible. Transformar por medio de la fe nuestra visión del mundo. A esa transformación la llamamos iluminación, revelación.

3 comentarios:

Leo Zelada dijo...

Heraclito dice: "Lo aparentes es lo real" y Jeannette L Clariond:"Lo real es tu mirada" y yo como buen poeta me quedo con esta ultima definiciòn.

Me ha gustado tu blog y tus reflexiones sobre la creaciòn.

Un abrazo de un escritor latinoamericano residente en Madrid.

Anónimo dijo...

Claro, es que la realidad no es. La realidad no es más que la interpretación que hacemos de ella. Al interpretarla la creamos. El desconocido profesor que le deja notas a Sofía (El mundo de Sofía) le dice en una ocasión: "Sofía, si alguna vez te econtraras con algo que no sabes interpretar te llevarías un gran susto" Pues, eso.

Saludos de

Francisco de Oviedo

Anónimo dijo...

"El dogmatismo, es una actitud próxima al prejuicio y a la superstición. Aparece cuando una previsión queda invalidada por la realidad, a pesar de lo cual no se reconoce el error, sino que se introducen las variaciones adecuadas para poder mantener la creencia previa, que es de lo que se trata. Una actitud dogmática queda así inmunizada contra la crítica."
(J. A. Marina)

La descripción me hace caer en la cuenta de que el dogmatismo es una característica esencial de lo humano, la actitud fundamental para que el lenguaje, el conocimiento, y por extensión la humanidad sean lo que son, una diminuta coherencia en ese mar de ignorancia que llamamos “caos”.